Capítulo 0: Claustrofobia rutinaria. Qué es y cómo superarla.

Soy de pueblo, siempre lo he sido, siempre lo seré y que no se me malinterprete, no tengo nada en contra de ello. El problema viene cuando, llegado un momento de tu vida, descubres que el mundo es mucho más que lo que ves en tu día a día.

Esto puede afectarte de diversas formas, ninguna es mejor ni peor, simplemente maneras de encontrar nuestro(s) sitio(s):

Puedes decidir que te da lo mismo, que estás muy a gusto en tu zona de confort y que lo desconocido, mejor verlo en la tele.

También está a quien le gustaría descubrir nuevos rincones, pero sin pasarse, no quiere echar de menos su cama demasiado tiempo.





Y luego hay un sector, con el que me identifico, al cual se le queda pequeño el pueblo, la ciudad de al lado, el país y quién sabe si algún día el mismo mundo.

En este punto, comienza la claustrofobia rutinaria: Te levantas una mañana, miras por la ventana y ves lo mismo de todos los días. Sales a la calle y ahí están, las mismas personas, con la misma rutina, al igual que tú.
Y te das cuenta de que eso no es lo que estabas buscando. Que no quieres estar viendo el mismo paisaje, hablando con la misma gente, haciendo las mismas cosas o respirando el mismo aire el resto de tus años. Así que decides que necesitas un cambio, con lo cual también se te presentan distintas posibilidades:
Irte a estudiar fuera, buscar trabajo en un lugar muy muy lejano, hacer un viaje para re-alinear tus chacras... O en mi caso, irte de aupair a Alemania, país del cual solo sabía que comen salchichas, hace frío, son grandes y gracias se dice "danke".

Y con mi decisión tomada, hice las maletas, cogí un avión y me planté en otro pueblo del sur del país germano para pasar los próximos 10 meses. Porque como ya he dicho, el problema no es ser de pueblo o ciudad, sino enclaustrarte en él.

Y tú,¿ alguna vez te has sentido así?

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