Capítulo 15: Exprimamos Berlin (Segunda parte)

Nos habíamos quedado en las puertas de la iglesia de la cienciología en Berlín, tras vivir una experiencia "no-reveladora", aunque si harto interesante. Y tras esto, se presentaba ante nosotras toda una noche para desfasar por la capital del techno. Así que supongo que os imaginaréis qué sucedió a nuestra aventura religiosa... ¡Exacto, nos recorrimos a pata los 4 kilómetros y medio que separan la casa del Thetán de la Puerta de Brandenburgo! 
He de confesar, que hasta el momento de escribir esta entrada no sabía cuánto habíamos andado aquel día y supongo que mi compañera tampoco, así que si lo lees: podemos estar orgullosas, al menos yo lo estoy.
Bien, el camino hasta este lugar emblemático, lugar de reunión de alemanes y no alemanes, lo compararé con la Javierada. La Javierada, haciendo una descripción rápida, es un evento anual que tiene lugar en Navarra en el que mucha gente de aquí y de allá viaja a pie desde algún lugar del mapa hasta el castillo de Javier. Yo no es que pueda decir que la haya hecho alguna vez, pues la distancia que recorrí en la única ocasión que llegué al famoso lugar ni siquiera hizo que se me cansasen las piernas (no soy una peregrina devota, qué le vamos a hacer). Pero volviendo al tema, si que he visto y oído hablar sobre la última recta antes de llegar al castillo, que parece ser más larga que los tropecientos kilómetros que ya llevas a la espalda. Pues algo así ocurrió con nuestra pequeña excursión que, en afán por conocer el mayor número de rincones de la capital, nos llevó a recorrer este trecho.
El camino en general transcurrió bien, - ya se sabe que cuando la compañía es grata todo es mucho más ameno (hablo por mi persona pro supuesto)-. Una paradita para reponer fuerzas en una cadena de alimentación saludable como es el Burger King, un momento para admirar el grupo de conejos (considerablemente grandes) que había a un lado del camino, un reportaje fotográfico a algo que hoy sigo sin saber qué era exactamente - pero por las dimensiones y la pinta de antiguo había que fotografiar-... En fin, lo típico que hacen los turistas de bien.
Pero tras un rato andando y andando, llegamos a la recta final (nuestra propia recta de Javierada), que lleva directamente a Pariser Platz y, por consiguiente, a la mole mundialmente conocida. Esto si fue monótono y aburrido: filas y filas de farolas a los dos lados de la calle que custodiaban el límite del famoso y enorme Tiergarten, que podría esconder una tribu de pigmeos sin que nadie los llegase a ver.
Pero bueno, al final llegamos y, como si fuésemos la misma familia real prusiana, pasamos entre sus imponentes pilares para darnos de bruces con esta estampa:

A la que se añadieron de un par de limusinas con gente adinerada y borracha (una de ellas con el temazo "Danza Kuduro" a todo volumen).


Tras descansar un poco las piernas, decidimos que ya habíamos tenido suficiente oeste y, que si queríamos continuar con nuestra velada, habría que trasladarse a zonas con menos piedra caliza y más tiendas turcas con cerveza barata. Así que tras un autobús y alguna parada de U-bahn, nos plantamos en Prenzlauer Berg con la intención de ir a un local ya conocido, en el que en nuestra primera visita pudimos disfrutar de artistas de la talla de Rafaela Carrá y algún otro que se ha difuminado con el paso del tiempo.
Pero para nuestras sorpresa, resultó que a penas eran las 9 de la noche (si es que llegaba) y eso es pronto incluso para Berlín. Así que tomamos la inteligente decisión de sentarnos en la mesa de una pequeña tienda bajo la estación, en la que, sin comerlo ni beberlo, pasaron como tres o cuatro horas (tiempo suficiente para que el bar ya estuviese lleno y nosotras con mucho ánimo y energía), con lo que pusimos rumbo a este local tan encantador con sus paredes empapeladas de verde con detalles dorados y una densidad de gafas de pasta que podría compararse con la de un starbucks.

A partir de aquí comenzó una noche interesante, plagada de conversaciones intensas y profundas. Una serie de debates arduos que llevaron a un sinfín de conclusiones para conseguir un mundo mejor... Pero tales conocimientos son demasiado para la sociedad de hoy en día, así que creo que como ciudadana responsable, debo dejar los detalles de estos acontecimientos tras el velo del misterio. Con lo cual, como diría la canción, "hice chas"  y eran las 7 de la mañana y yo, en un acto de heroicidad, pasaba a tumbarme en mi cama, mientras tachaba de mi lista imaginaria "exprimir Berlín"... Además de decir hasta la vista a una buena compañera de fatigas.To be continued...

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1 comentario:

  1. esperando que te lo curres como dices y seas constante pues sea yo o no
    un apellido cercano al tuyo me gusta saber de tus andanzas

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