Capítulo 17: Declaración de guerra

Berlín, viernes 21:00, una joven aupair charla tranquilamente por Skype con su madre, ambas ajenas a lo que está a punto de suceder...

Era una noche tranquila, en un vecindario tranquilo, en el que a partir de cierta hora no hay ruidos más allá del S-Bahn o el autobús, que pasan cada cierto tiempo. A pesar de que el sol ya se había ido hacía unas horas, no era una velada especialmente oscura, había estado nevando durante el día, por lo que todo alrededor tenía ese color tan característico, que hace que nunca sea lo totalmente noche.
Madre e hija se encontraban en medio de una banal y entretenida charla sobre algún tema del tipo:

- Aquí hace frío.
- Aquí también, dicen que viene una "criogénesis explosiva" de esas.
- Será ciclogénesis, criogénesis es lo de Walt Disney y Fry...
- Ah pues eso, ciclogénesis. El caso es que está todo España en alerta por vientos, lluvias y demás.
- Qué bien...

Pasaban el rato, alegremente, sin saber que pronto ocurriría algo cambiaría totalmente el rumbo de los acontecimientos: comenzaría una guerra. Casualidades de la vida, conseguimos que la protagonista de la historia nos contase, en primera persona, qué sucedió aquella noche y cómo es su vida desde ese momento.

"Yo no esperaba para nada que, de pronto, de estar tranquilamente tumbada en mi cama, me viese inmersa en un conflicto bélico de tal magnitud. Yo no quería nada de eso, nunca hubiese pensado que me habría visto obligada a hacer todas las cosas que hice... Pero, ya sabes, es el instinto de supervivencia, hay que hacer lo que sea necesario para seguir con vida, aunque sea matar..."

Antes de seguir, debemos dejar constancia de que los hechos que se relatarán a continuación pueden resultar especialmente duros para las personas más sensibles. Entendemos que si te consideras lo que popularmente se conoce como un(a) moñas, esta lectura no es apropiada para ti y te recomendamos, encarecidamente, que dejes de leer esto y pases a algo más de tu estilo como "Perdona si te llamo amor" o "La Bella y la Bestia". Dicho, esto prosigamos con tan doloroso testimonio.

"Como he dicho, estaba haciendo un skype con mi madre, en mi habitación. Solemos hacer varios a la semana, por lo que la conversación no era nada excepcional, se trataba más bien de la típica puesta al día cuando llegas a casa tras una jornada de trabajo o algo así. El caso es que entre risa y risa, noté una especie de presencia en el dormitorio, algo que había entrado por la ventana que tenía entreabierta. Os preguntaréis qué hacía con la ventana abierta en pleno enero, en la capital alemana. La verdad es que mi estancia es considerablemente pequeña, por lo que cada cierto tiempo necesita airearse si no quiero que se concentre una cantidad de ambiente humanoide, más propio de una discoteca a las cinco de la madrugada. Pero volvamos a lo que nos ocupa.
Al principio no supe bien qué era, solo vi una sombra pequeña proyectada en la pared, pero enseguida me di cuenta de la cruda realidad a la que estaba a punto de enfrentarme: Una polilla. A día de hoy no entiendo cómo ni por qué, en esta época del año, una polilla se coló en mi habitación. No creo que haya muchos seres inmundos como este revoloteando por las calles de la capital alemana con sus temperaturas de bajo cero, incluso es posible que se tratase de la única polilla viva de la metrópoli, pero ahí estaba ella, amenazante. Tampoco se qué clase de destino macabro creyó conveniente mandar a aquel bicho hasta mi casa, concretamente hasta mi ventana.
Nos miramos durante unos segundos y supe que aquel encuentro fortuito solo podría tener un final: únicamente una de las dos vería el sol la mañana siguiente (o la nube que estaría en lugar de este). Muy despacio, fue apartando el portátil (pues había que proteger las cosas de valor) mientras informaba a mi madre de lo que estaba a punto de ocurrir.
- Acaba de entrar una polilla, pero tranquila, voy a acabar con ella. Se que puedo hacerlo, toda mi vida he estado esperando este momento. Me criasteis para ser la elegida, todos sabíamos que tarde o temprano tendría que enfrentarme algo así."

Por suerte, también hemos podido hablar con la madre, que nos ha dejado estas palabras: Yo quiero mucho a mi hija, pero en ese momento creí que se le había pinzado alguna neurona. La teníais que haber visto: cómo se subía encima del colchón mientras repetía una y otra vez el asco que le daba aquel insecto. Le dije que le diese con algo, no hacía ni caso, parecía que iba a librar una especie de batalla campal con la pobre polilla.

"Tras unos segundos barajando las distintas opciones, me decidí por usar como arma un cojín en forma de balón de baloncesto que tenía cerca. Así que, una vez equipada, me acerqué lo máximo posible a mi enemigo, que se encontraba en un lugar de lo más estratégico: en la esquina de la habitación, justo al lado de una estantería plagada de cosas que gritaban 'vas a tirar el balón y nos vas a dar a todas'. Pero sabía que tenía que hacerlo, así que, haciendo uso de todos los años como jugadora de baloncesto, lancé el cojín con la absoluta convicción de que acertaría y aquella horrible pesadilla sería cosa del pasado.
Por supuesto, no fue así. Tiré el oso de peluche, el abrigo que colgaba del perchero de al lado y un trenecito de madera que, al caer, decidió que su vida como locomotora había terminado y ahora quería ser astillas... Mas mi adversaria seguía impasible en su esquina, como ajena a todo lo que ocurría a su alrededor, como si el bombardeo no fuese con ella. Pero no me di por vencida, volví a coger la pelota y esta vez si le di, le di de lleno, si hubiésemos estado jugando al mata pollo ¡esta se hubiese convertido en tortilla!
Con la alegría que os podéis imaginar, avisé a mi madre de que la batalla había acabado y que, como prometí, yo estaba sana y salva. Pero soy una buena contrincante y decidí acercarme para rescatar su cuerpo inerte y darle un merecido funeral incinerando su cuerpo en un altar hecho con ramas en mitad de un lago, o tirándola por la taza del váter, ya se vería. Cual fue mi sorpresa cuando, al llegar al lugar de la matanza, no encontré cadáver alguno,ni el más mínimo rastro de un cuerpo moribundo o alguna señal de que ahí había estado Ella. Mi tensión fue in crescendo, no podía entender cómo había sobrevivido y, si lo había hecho, dónde se había metido.
Revolví toda la habitación, buscándola en cada uno de los cuatro rincones que la conforman, pero nada, no encontré nada."

En este momento, nuestra protagonista se vino a bajo, y no pudo continuar con los hechos. Todo lo que podemos deciros es que, a día de hoy, la polilla no ha vuelto a aparecer y nuestra amiga aupair, vive con cierta tensión, esperando que algún día Ella o alguno de sus compadres, vuelvan clamando venganza y tenga que enfrentarse de nuevo a uno de sus mayores enemigos.
Esperamos que este testimonio os haya acercado un poco más a una realidad en la que viven muchos de nuestros amig@s y conocid@s. El sufrimiento diario tras una guerra, las secuelas de esta y, sobre todo, la incertidumbre de si alguna vez volverá a ocurrir y si, en ese caso, tendrán en su poder un cojín con el que defenderse.To be continued...

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2 comentarios:

  1. Cuidado con esos insectos pues son muy peligrosos:
    Supe de un elefante que murio de picadura de polilla

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